lunes, 7 de septiembre de 2009


WALTER BENJAMIN:

LAS ARQUITECTURAS DE UNA ESCRITURA

Por Álvaro Cuadra*


RESEÑA: Philippe SIMAY. Capitales de la modernité. Walter Benjamín et la ville. (Comp.)Paris. Éditions de l'Éclat. 2005: 206 páginas.

Autores compilados: Michael Löwy, Régine Robin, Guy Petitdemange, Robert Kahn, Graeme Gilloch, Andrew Benjamín, Charles Rice, Wolfgang Bock

[*Álvaro Cuadra. Docteur de la Sorbonne. Santiago, Chile. 2007 - wynnkott@gmail.com]


El libro que nos ocupa, una excelente compilación de artículos bajo la dirección de Philippe Simay que con el elocuente título deCapitales de la modernité. Walter Benjamín et la ville [1], instala en el debate contemporáneo una arista poco explorada en el pensamiento benjaminiano, a saber: la ciudad. Este libro, entonces, viene a llenar un vacío teórico no sólo en lengua francesa.

El conjunto de autores convocados en este libro despliegan las arquitecturas de una escritura siempre presente, Walter Benjamín y su libro inexistente. Como en un palimpsesto, los nuevos signos se inscriben en los recovecos y pliegues de aquel libro que se evoca, que se cita, una presencia que es al mismo tiempo presentimiento, intuición perspicaz. No podemos atender a cada detalle que ofrecen los distintos escritos, los diversos autores, más bien nos proponemos apenas trazar las líneas gruesas que articulan este interesante texto, lo que ineluctablemente nos condena a olvidos lamentables.

Walter Benjamín ha sido traducido a la contemporaneidad bajo la etiqueta de "pensador original", queriendo significar con ello cierta resistencia a ser pensado desde la especificidad de alguna disciplina. Se le adscriben con facilidad grandes dominios de pensamiento, tales como el arte, el lenguaje, la historia, sin embargo, se tiende a olvidar que Benjamín fue uno de los primeros en pensar la urbe como dispositivo de la modernidad. Como muy bien nos lo recuerda Simay: "La ville constitue pourtant le centre de gravité, et non une simple variable, de la lectura benjaminienne de la modernité. A la différence des approches exclusivement politiques et morales, tout comme des théories de la modernisation, ce n'est ni dans la sphère des valeurs ni dans l'appréhension idéale de la totalité sociale que Benjamín a cherché le sens de la modernité, mais dans les phénomènes urbains les plus concrets." [2]

Esta selección de textos posee la virtud de la diversidad, pues aunque reconocemos una arquitectura subyacente, las miradas operan una apertura panorámica que se anuda en torno a la obra de Benjamín. Así, es posible leer a Walter Benjamín como "une variante héretique du matérialisme historique"[3] , al decir de Michael Löwy y al mismo tiempo reconocer que su lenguaje alude y elude, "l'écriture flâneuse", como la califica Regine Robin, en las metáforas y alegorías que pretenden dar cuenta de las expresiones culturales del capitalismo hasta nuestros días.

Michael Löwy nos trae a la memoria el hecho de que Paris, verdadero capital del siglo XIX, otro modo de nombrar esa suerte de prehistoria moderna, fue al mismo tiempo la capital revolucionaria de la época. Como nos advierte Löwy "L'espace urbain comme lieu du combat enre les classes: voici un aspect souvent negligé par les travaux savants sur le thème de la ville dans le Passagenwerk. Pourtant, il occupe une place de choix dans ce projet inachevé."[4]

De especial interés, es el esfuerzo de Robin por mostrar cómo se pesenta la figura del "flâneur" en tiempos postmodernos: "Le nouveau flâneur, serait celui qui "trâine", qui résiste à la fonctionnalité des lieux, à leur amnésie, à leur rithme"[5]. El nuevo flâneur es quien se resiste al simulacro, lejos de las falsas utopías del consumismo, precisamente aquellos que transgreden o se desvían de las funcionalidades prescritas, cuyo último refugio puede estar en la calles de las megápolis o en el ciberespacio.

Si Robin nos trae la figura del flâneur a la actualidad, una suerte de alegoría postmoderna, Wolfgang Bock nos recuerda que: "D'après la description benjaminienne, ce n'est pas de Rome que le flâneur s'enivre. L'ivresse est ici liée à un lieu précis, et est déclenchée, malgré les instants de la subjectivité et de la biographie, par des objets précis, dont le flâneur a la garde" [6] Así, el flâneur en cuanto experiencia de inspiración baudeleriana sólo sería concebible en las urbes contemporáneas como una figura retórica.

Este libro se instala entre las diversas lecturas de Walter Benjamín y en ese sentido reclama una cierta contemporaneidad para su pensamiento. La idea matriz, inaugurada por Georg Simmel y que Benjamín comparte con su contemporáneo Siegfried Krakauer ha devenido ya un tópico benjaminiano y señala, por cierto, el modo en que el entorno urbano transforma la percepción y la experiencia del ciudadano, en una palabra: cómo la ciudad ha transformado el "sensorium".

Uno de los autores compilados, Graeme Gilloch, en un texto provocativo titulado "Optique urbaine", nos plantea algunas pregunta radicales que ponen en relación el cine y la ciudad. Comentando a Benjamín cuando afirma: "Seul le film permet un accès visuel à l'essence de la ville, à la manière des automovilistas qui pénètrent dans le nouveau centre-ville"[7] , se pregunta qué es exactamente la "esencia" (Wesen) de la ciudad y de qué modo el cine accedería a ella.

Si bien Gilloch especula en torno a dicha "esencia" en cuanto "lo moderno" en sí mismo, o la idea baudeleriana de "le plaisir de la mélancolie", nos atrevemos a sugerir una posibilidad apenas perceptible en el artículo: la noción de "flujo". En efecto, pareciera que la experiencia moderna de la ciudad se relaciona directamente con la rapidez, la fragmentación y la simultaneidad, es decir, pone en relación los "Fluss des Lebens" y los flujos ópticos inherentes al cine, verdadera "esencia" de la experiencia moderna. Esta nueva experiencia solo es aprehensible, en la época, a través del cine y representa, qué duda cabe, una revolución "sensitiva" de la experiencia.

Andrew Benjamín se aventura en "Ennui et Distraction" sobre una de las cuestiones centrales en el pensamiento benjaminiano: la relación individuo/masa. Dejando de lado la noción de sujeto en cuanto "fétiche d'un humanisme résiduel", adviene un individuo concebido en un nuevo sistema de relaciones en el cual "la masse est une matrice". Esta lectura de Walter Benjamín abre una interesante perspectiva en torno a la naturaleza objetal del arte y a l'ennui et la distraction como "tonalidades fundamentales" de la modernidad.

Charles Rice nos ofrece una inmersión dialéctica a los interiores domésticos de la burguesía del Segundo Imperio. El espacio doméstico es también el espacio de la intimidad, mundo privado, mas no por ello desprovisto de historia. El hábitat poblado de sillones y gruesos cortinajes da cuenta de un nuevo tejido social: "L'émergence des espaces domestiques équivaut á une nouvelle forme de division du tissu social et urbain parisien du dix-neuvième siècle. Pour la bourgeoisie, le logement se sépare du travail, rendant posible par cette division les conditions d'émergence de l'espace domestique. C'est un espace d'expérience immatérielle et illusoire produit par des effets matériels" [8] Es interesante hacer notar cómo los espacios domésticos construyen la experiencia cotidiana a través de objetos desprovistos, en principio, de su condición de mercancía. Colecciones de objetos que desde su materialidad generan una experiencia ilusoria. El espacio doméstico es, finalmente, un espacio cerrado que funciona como "estuche" de la experiencia.

Al examinar la obra "Capitales de la modernité" como un todo, advertimos una superficie sinuosa, plagada de pliegues que van dibujando contornos. Se trata de un libro culto y culterano que explora los meandros de la cultura europea, única manera de aproximarse a Benjamín, quien desde una "dialéctica de la mirada" va desnudando, aquí y allá, sutiles fragmentos, apenas perceptibles que en su conjunto nos develan "otra ciudad", aquella que se presiente detrás de la "brouillard des villes".

La ciudad moderna como espacio propicio a las fantasmagorías de hierro y cristal, espacio de luchas emancipatorias tanto en lo social como en lo estético, pero también lugar de la experiencia perceptual y del imaginario: escenario privilegiado en donde diversas siluetas de diversas épocas se confunden. Quizás, el mayor valor de este libro radique en mostrarnos cómo Walter Benjamín nos ha enseñado a pensar esa "otra ciudad" en su secreta intimidad, más allá de la bruma, en su luminosa oscuridad.

SANTIAGO DE CHILE, 2007


NOTAS

[1] Philippe SIMAY. Capitales de la modernité. Walter Benjamín et la ville. Paris. Éditions de l'Éclat. 2005: 206 pages.

[2] Op. Cit. 8

[3] Op. Cit.19

[4] Ibid.

[5] Op. Cit. 58

[6] Op. Cit. 177

[7] Op. Cit. 106

[8] Op. Cit 156

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