Manhattan 1921
La ciudad de Manhattan era en la primera mitad del silgo XX, la ciudad mundial de la industria y de la comunicación. Se había inaugurado el primer tren subterráneo. “Interborough Rapid Transit Company” en el año de 1904 y se construían los rascacielos más altos del mundo. Los trabajadores llegaban por miles del otro lado del mar con una necesidad vital por sobrevivir y una voluntad y fuerza increíble por ser ciudadanos de este paraíso que le nuevo mundo les ofrecía.
Charkes Sheeler y Paul Strand tratan de documentar en esta película el momento histórico que la ciudad vivía.
Strand es un socialista convencido, habitando geografías y tiempos de alto fervor capitalista. Su vena de antropólogo hace que el protagonismo de sus imágenes la lleven la gente anónima, los trabajadores, los pobres, la gente común y corriente, esos seres humanos sobre cuyos hombros se sostenía la ciudad de los rascacielos.
Es estilo de esta película es directo y realista, donde la iluminación de la ciudad, las texturas, los fondos nos ayudan a concentrarnos en el mensaje que portan. Los “paisajes” son la arquitectura que gira alrededor de estos personajes que hacen de su multiculturalidad una entidad propia y al mismo tiempo anónima.
Tengo la impresión que en esta película se ha logrado conciliar la potencia expresiva de lo real y la preocupación social por las clases trabajadoras, pues en ella se denuncian las injusticias sociales que produce la nueva era industrial, sin dejar por eso de admirar los milagros que la tecnología podía ofrecer a las sociedades modernas.
Paul Strand conoce a Ejsensteijn en 1935 y poco después funda una compañía de producción non-profit, la Frontier Films, la cual dirigió hasta 1942.
La película es sin duda una joya del cine y de la historia de la humanidad.
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