miércoles, 4 de noviembre de 2009

La ciudad radiante de Le Carbusier en la Carta de Atenas.


Cecilia Herrera
En 1957, Le Corbusier, publicada en Francia La Carta de Atenas, dicho documento es un verdadero manifiesto sobre la ordenación urbana. Su origen como texto doctrinal del cuarto CIAM, (Congreso internacional de Arquitectura Moderna) que se celebró en Atenas durante el verano de 1933 fue redactado por un grupo de arquitectos suizos (Moser, Stieger), publicado por forma anónima, y después comentado por José Luis Sert, y titulado Can our Cities Survive?
El texto exalta la modernidad y la ciudad funcional, que se opone a las ciudades tradicionales, focos de insalubridad y fuente de disfuncionalidades. Expone el concepto de una ciudad modelo, donde a las diferentes funciones de la ciudad corresponden espacios bien determinados, separados unos de otros: una zona para la residencia -con una preferencia claramente expresada por Le Corbusier por los edificios en altura-, una zona para las empresas y las fábricas, ejes de circulación, separados de las viviendas y que se benefician de un tratamiento particular, y por último espacios verdes y de recreo, destinados al paseo o a las actividades deportivas, al pie de los edificios. Esta Carta de Atenas, es la inspiradora de varias generaciones de constructores así como uno de los fundamentos políticos del planeamiento y del urbanismo llevado a cabo en los años cincuenta y sesenta.

A continuación trascribo algunos de los puntos doctrinales más reveladores de dicha Carta.
PUNTOS DE DOCTRINA.

La mayoría de las ciudades estudiadas ofrecen en la actualidad la imagen del caos: estas ciudades no responden en ningún momento a su destino, que sería el de satisfacer las necesidades primordiales biológicas y psicológicas de sus habitantes.
Esta situación revela, desde el comienzo de la era maquinista, la suma de intereses privados.
La ciudad debe asegurar en el Plano espiritual y material, la libertad individual y el beneficio de la acción colectiva.
El dimensionamiento de todas las casas, en el dispositivo urbano no puede regirse sino por la escala humana.
Las bases del urbanismo son las cuatro funciones: habitar, Trabajar, Recrearse (Horas libres), Circular.
El ciclo de las funciones cotidianas: habitar, trabajar, recrearse (recuperación), será reglamentado, por el urbanismo, en la economía de tiempo más estricta, siendo considerada la habitación como el centro mismo de las preocupaciones urbanísticas y el punto de conjunción de todas las medidas
El urbanismo es una ciencia de tres dimensiones y no dos dimensiones. Es haciendo intervenir el elemento altura como se dará solución a las circulaciones modernas y a los esparcimientos por él aprovechamiento de los espacios libres así creados.
El programa será bosquejado sobre análisis rigurosos hechos por especialistas, y preverá las etapas en él tiempo y en el espacio. Reunirá en un acuerdo fecundo las fuentes naturales del terreno, la topografía del conjunto, los recursos económicos, las necesidades sociales, los valores espirituales.
Para el arquitecto, ocupado aquí en tareas de urbanismo, la herramienta de medida será la escala humana
El punto de partida del urbanismo es una célula de habitación (una vivienda) y su inserción en un grupo formando una unidad de habitación de dimensión eficaz.
Para resolver esta gran tarea es indispensable utilizar los recursos de la técnica moderna. Esta, por el concurso de especialistas, protegerá el arte de construir con todas las seguridades de la ciencia. Y la enriquecerá con innumerables inventos.
El interés privado será subordinado al interés colectivo.

Carta de Atenas . C I A MCongreso internacional de Arquitectura Moderna1933
Referencia en Línea:
www.lacult.org/docc/cartaatenas1933.doc

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