Comentario comparativo a Following Place de Vito Acconci,
Rape de Yoko Ono, y Suite Venetianne de Sphie Calle.
Sabemos que en 1969, como parte de sus Street Works IV, Vito Acconci realiza una pieza de acción, el acto de describir a una persona y elabora las reglas para lo que llamará Following piece, el seguimiento de individuos cualquiera y aleatorios mientras caminan por las calles de la ciudad de Nueva York. Acconci sigue a una persona distinta cada día, la sigue hasta que entra en un lugar privado (casa, oficina, etc.) en donde ya no tiene acceso. El juego de esta acción radica en el uso del tiempo y del espacio público disponible en la ciudad. Acconci explica que la pieza podría durar desde 2 minutos hasta unas 8 horas, dependiendo si la persona toma un taxi, entra a su casa, va a un restaurante o si simplemente camina por el parque.
Un año antes en noviembre de 1968 comenzó a rodarse una de las aventuras fílmicas más ambiciosas de John y Yoko Lennon, una producción de 74 minutos llamada ” Rape” (“Violación”). Trata el tema de la inflexible y clínica cámara violando la intimidad de grupos o individuos para entretener al público. La cámara sigue a una artista por las calles de Londres, cerca de un parque es casi atropellada por un autobús y finalmente la cámara la acorrala en un apartamento. La escena es sobrecogedora y cruel si pensamos que es la cámara impávida la que filma la escena.
Casi dos décadas más tarde en 1980, Sophie Calle expresará: "Regresé a Francia después de pasar siete años en el extranjero. No conocía a nadie. Me sentía perdida en mi propia ciudad. Así que decidí seguir a desconocidos y que fueran ellos quienes decidieran a donde ir. Hay gente a la que he seguido un año entero, pero no he publicado ni he usado ese material. Un día seguí a un hombre hasta Venecia..." el resultado fue Suite vénitienne , su primera obra consciente. Se trataba de un relato fotográfico parecido a una fotonovela sin final. En esta obra la anécdota no era algo accesorio, sino parte fundamental, algo tanto o más importante que la documentación gráfica. Cuando persigue a los otros, ella misma confiesa estar buscándose a su misma y en este camino descubre la gran aventura de la no llegada, es decir sus proyectos carecen de finalidad (Calle no desea conocer a sus perseguidos, entablar un vínculo, buscar un encuentro ulterior), y tal vez por eso terminan siempre con una sensación de pérdida y desconsuelo. Para muchos críticos en esto mismo se encuentra la radicalidad de su arte. No hay nada que la impulse a seguir, y sin embargo sigue adelante.
Podemos encontrar sin lugar a dudas similitudes muy importantes en estas tres producciones. Uno de ellas la importancia de la mirada, la mirada de la cámara, de las personas que siguen, de los espectadores que se convierten es seguidores y también la potencia que genera en los que son mirados. Ser mirados y mirar; las dos grandes facetas de estas obras.
Otra más podría desprenderse de esta misma, es el hecho que el espectador se convierta al mismo tiempo en actor del hecho registrado. ¿Qué razón tendrían todas esas acciones si no fuera por aquella prolongación o apropiación que el espectador hace de ellas y que lo convierte en actor de las mima?
En las tres cintas descubrimos una información hilvanada y recogida con esmero y al mismo tiempo dejándose seducir por lo inesperado por la anécdota que es el principal componente o la base en la que se desarrolla toda la acción. Mucho tiene que ver con el concepto de “la deriva” en cuanto “acción fugaz, instante inmediato para se vivido por el presente” (Walkscapes 95) y también como acción estudiada y concertada. Pero difiere enormemente con el hecho de no aceptar el azar como base y sustento de la acción sino como mero accidente. (Walkscapes 96)
Los lugares donde se desarrollan el relato tiene que ver con la ciudad, haciendo de ello lugares experimentales y exóticos. (Walkscapes 108.) Todo ello con reglas de juego precisas pero siempre con la posibilidad de “inventar nuevas reglas” (Walkscapes 108)
El tiempo se ve marcada por la duración del cortometraje, del tiempo de seguimiento, del número de personas a quines seguir, el uso del tiempo en los tres ejemplos mencionados es también parte de la construcción de esas situaciones que surgen en las ciudades y en los personajes seguidos. (Walkscapes 110)
En los tres casos hay un relato que se desarrolla, en algunos casos llega a un final, en otros nos posee una meta precisa“ ir a la deriva, es decir, sin dirección alguna” (Walkscapes 108). En otros no, pero la triada nos permite recordar lo que hacemos en la vida diaria, lo que es cotidiano para nosotros: caminar, seguir, mirar, deambular, esperar la sorpresa de la anécdota que guía muchas veces el sendero.
Rape de Yoko Ono, y Suite Venetianne de Sphie Calle.
Sabemos que en 1969, como parte de sus Street Works IV, Vito Acconci realiza una pieza de acción, el acto de describir a una persona y elabora las reglas para lo que llamará Following piece, el seguimiento de individuos cualquiera y aleatorios mientras caminan por las calles de la ciudad de Nueva York. Acconci sigue a una persona distinta cada día, la sigue hasta que entra en un lugar privado (casa, oficina, etc.) en donde ya no tiene acceso. El juego de esta acción radica en el uso del tiempo y del espacio público disponible en la ciudad. Acconci explica que la pieza podría durar desde 2 minutos hasta unas 8 horas, dependiendo si la persona toma un taxi, entra a su casa, va a un restaurante o si simplemente camina por el parque.
Un año antes en noviembre de 1968 comenzó a rodarse una de las aventuras fílmicas más ambiciosas de John y Yoko Lennon, una producción de 74 minutos llamada ” Rape” (“Violación”). Trata el tema de la inflexible y clínica cámara violando la intimidad de grupos o individuos para entretener al público. La cámara sigue a una artista por las calles de Londres, cerca de un parque es casi atropellada por un autobús y finalmente la cámara la acorrala en un apartamento. La escena es sobrecogedora y cruel si pensamos que es la cámara impávida la que filma la escena.
Casi dos décadas más tarde en 1980, Sophie Calle expresará: "Regresé a Francia después de pasar siete años en el extranjero. No conocía a nadie. Me sentía perdida en mi propia ciudad. Así que decidí seguir a desconocidos y que fueran ellos quienes decidieran a donde ir. Hay gente a la que he seguido un año entero, pero no he publicado ni he usado ese material. Un día seguí a un hombre hasta Venecia..." el resultado fue Suite vénitienne , su primera obra consciente. Se trataba de un relato fotográfico parecido a una fotonovela sin final. En esta obra la anécdota no era algo accesorio, sino parte fundamental, algo tanto o más importante que la documentación gráfica. Cuando persigue a los otros, ella misma confiesa estar buscándose a su misma y en este camino descubre la gran aventura de la no llegada, es decir sus proyectos carecen de finalidad (Calle no desea conocer a sus perseguidos, entablar un vínculo, buscar un encuentro ulterior), y tal vez por eso terminan siempre con una sensación de pérdida y desconsuelo. Para muchos críticos en esto mismo se encuentra la radicalidad de su arte. No hay nada que la impulse a seguir, y sin embargo sigue adelante.
Podemos encontrar sin lugar a dudas similitudes muy importantes en estas tres producciones. Uno de ellas la importancia de la mirada, la mirada de la cámara, de las personas que siguen, de los espectadores que se convierten es seguidores y también la potencia que genera en los que son mirados. Ser mirados y mirar; las dos grandes facetas de estas obras.
Otra más podría desprenderse de esta misma, es el hecho que el espectador se convierta al mismo tiempo en actor del hecho registrado. ¿Qué razón tendrían todas esas acciones si no fuera por aquella prolongación o apropiación que el espectador hace de ellas y que lo convierte en actor de las mima?
En las tres cintas descubrimos una información hilvanada y recogida con esmero y al mismo tiempo dejándose seducir por lo inesperado por la anécdota que es el principal componente o la base en la que se desarrolla toda la acción. Mucho tiene que ver con el concepto de “la deriva” en cuanto “acción fugaz, instante inmediato para se vivido por el presente” (Walkscapes 95) y también como acción estudiada y concertada. Pero difiere enormemente con el hecho de no aceptar el azar como base y sustento de la acción sino como mero accidente. (Walkscapes 96)
Los lugares donde se desarrollan el relato tiene que ver con la ciudad, haciendo de ello lugares experimentales y exóticos. (Walkscapes 108.) Todo ello con reglas de juego precisas pero siempre con la posibilidad de “inventar nuevas reglas” (Walkscapes 108)
El tiempo se ve marcada por la duración del cortometraje, del tiempo de seguimiento, del número de personas a quines seguir, el uso del tiempo en los tres ejemplos mencionados es también parte de la construcción de esas situaciones que surgen en las ciudades y en los personajes seguidos. (Walkscapes 110)
En los tres casos hay un relato que se desarrolla, en algunos casos llega a un final, en otros nos posee una meta precisa“ ir a la deriva, es decir, sin dirección alguna” (Walkscapes 108). En otros no, pero la triada nos permite recordar lo que hacemos en la vida diaria, lo que es cotidiano para nosotros: caminar, seguir, mirar, deambular, esperar la sorpresa de la anécdota que guía muchas veces el sendero.
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